Impuestazo tecnológico: encarecer todavía más lo que ya es caro

El apodado impuestazo es otra de esas muestras de necedad de los pocos gobiernos retrógradas que existen en América Latina.

Digo pocos porque hay algunos que intentan avanzar, como Uruguay, Brasil y Chile, donde los administradores de turno intentan que la tecnología llegue a los más pequeños, quienes deben sí o sí insertarse en este mundo cada vez más digital.

Pero en la Argentina no sucede esto. Y como es costumbre, las cosas suceden de la manera más extraña posible.

¿Una notebook o una netbook son un producto suntuoso? Desde mi punto de vista no, pero seguramente haya voces que digan lo contrario y puedo entenderlas. Soy consciente: vivo en un país donde la pobreza es protagonista entre sus habitantes.

Pero “afortunadamente” las dejaron afuera de esta iniciativa. Bien! Ustedes que me leen desde la web y yo podremos seguir comprando tecnología de punta a precios “accesibles”… bueno, que ya vienen grabados desde el exterior con al menos un 40% de impuestos.

¿Un celular y una PC son un producto suntuoso? Se sabe que hay más móviles que habitantes en la Argentina y que una familia común y corriente debe lucharla muchísimo para comprar una primera computadora o una segunda, en caso de que haya varios integrantes en ella.

Pero a esos productos sí los gravan con impuestos. O sea, si hoy un clon te cuesta cerca de u$s500 calculá que deberías pagar un 30% extra para tener una PC. Con u$s500, en los EEUU y otros países pordés comprar una notebook bastante poderosa. O sea, tecnología más moderna al precio de una PC en la Argentina.

Es incomprensible que uno de los argumentos para aplicar más impuestos hable de “fomentar la industria y conservación de puestos de trabajo para mejorar una situación que en la época de los 90 trajo el quebranto de muchísimas empresas”.

Como ya dije en varias oportunidades, SICSA, EXO y Banghó son ejemplos claros de empresas que decidieron invertir para ensamblar en la Argentina. Y esas tres empresas figuran entre las que más notebooks venden en el país y poseen planes para exportar.

Queda entonces en evidencia que hay una recuperación de la industria, incipiente, pero recuperación sana y que favorece no sólo a las empresas nacionales sino a sus habitantes.

Una PC hoy es un elemento capaz de sacar a la gente de la pobreza. Es una herramienta de trabajo, una ventana a un mundo nuevo desde donde tener una oportunidad.

En los años 90, los primeros contactos de un amigo con su computadora fueron para conocer cómo funcionaba el sistema detrás de la pantalla. Hoy día es consultor en seguridad informática. ¿Acaso esa curiosidad no puede contagiarse a otros? ¿Cómo pueden seguir pensando que una computadora sólo sirve para los jueguitos?

No seamos tontos. En la Argentina todos los impuestos y precios de productos cotidianos aumentan y con ello se acotan aún más las chances adquirir un “bien suntuoso” como una computadora.

Ya ni hablemos de que HP o Dell van a venir corriendo a instalarse en Tierra del Fuego para no perder un mercado como el nuestro. Hablemos de que con este impuesto los argentinos de menores recursos no pueden pensar en comprar una PC para tener una herramienta de inserción.

¿Acaso el proyecto contempla que esos recursos extra vayan a planes para subsidiar la compra de una PC? No lo leí por ningún lado.

Dejemos de lado de una vez por todas al ego argentino: no somos Brasil, que figura entre las 15 economías más grandes del mundo y que tiene cuatro veces más habitantes que la Argentina. Por ello es que Manaos es atractivo para las multinacionales.

El impuestazo, así como está, es una vergüenza.