miércoles, 30 de abril de 2008

La aventura de comprar una notebook

Tiemo atrás, cuando la idea de poner en marcha este blog recién asomaba, escuché una historia que vale la pena ser contada. No voy a ponerás introducción que ésta, aclarando que se trata de una verdadera aventura que bien puede sufrir cualquiera que desee comprar una notebook en Buenos Aires.

Al borde de la estafa

A principios de mayo me decidí a comprar una laptop. Junté la plata y recorrí las esquinas informáticas de Cabildo, aunque -mal para mí- ni Compumundo ni Garbarino tenían stock de las máquinas más modernas.

En ambos casos me ofrecían (con suculentos descuentos) líneas viejas de HP, como si trataran de sacarse de encima lo que les quedaba para recién dentro de algunas semanas mostrar las novedades.

Un vendedor de Garbarino me ofreció entonces una LG nueva. Me la mostró en la vidriera. Era una joyita. "Te hago el 10% de descuento", me entusiasmó. Le dije que sí. Y entonces tomó entre sus manos la que estaba en vidriera. "Pero pará, le falta una tecla", me quejé. Y sí, por eso tenía el 10% de descuento. Sin comentarios.

Me volvía entonces para mi casa, aunque por esos caprichos del destino me topé con un local llamado "Omnistar", en el que se autodenominan "especialistas" en notebooks. Perfecto.

Entré y me puse a dialogar con un vendedor. Detalle va, detalle viene me terminé llevando una Sony Vaio a $5.500. En efectivo, quiero aclarar. Había visto la misma en Sony Style, pero -oh, casualidad-tampoco tenían stock.

Llegué a mi dulce hogar con la Vaio de Omnistar y me dispuse a probar todos los chiches que venían con ella. Para mi sorpresa, no me reconocía la unidad de MP3. Llamé al local. Me pidieron que la lleve al servicio técnico.

Y quiero ser claro: la tuve que llevar al servicio técnico a horas nada más de haberla comprado. Bien. O mal. Muy mal.

La llevé y me la devolvieron a la semana. "Es que, flaco, vos le borraste la unidad", me explicó el jefe de servicio técnico, quien a la larga iba a ser además el gerente general, jefe de calidad y gerente de producto, entre otras cosas.

A ver: a horas de haberla comprado, yo le borré -se supone que sin querer- una unidad, que ellos con mucha buena onda me reinstalaron.

Sonaba raro, pero la dejé pasar. A las pocas semanas empezó a fallar el teclado. Enfurecí. Volví a llamar y me descargué a lo grande. Resulta que querían que la volviera a llevar al servicio técnico. "¡Pero la compré hace menos de un mes!", protesté.

Pedí que me la cambiaran por otra. Y la respuesta confirmó mis sospechas: "Es que no se fabrica más esa". O sea: los tipos me vendieron la última que les quedaba, con fallas, y ahora pretendían que yo la llevara de nuevo al servicio técnico.

Más allá de los insultos que les proferí, lo cierto es que la desesperación de estar sin máquina me hizo llevarla a otro servicio técnico, en el que le reinstalaron el Vista. Y como al llevarla a otro "especialista" pierde la garantía de Omnistar, me quedé sin la posibilidad de denunciarlos en Defensa del Consumidor.

La máquina nunca va a quedar de 10, porque de hecho nació de cuarta. Mi inversión pasó a ser un gasto improductivo, y la bronca no se me va a ir jamás. Pero, no importa, espero paciente el momento para tomarme revancha.

Un aporte de |luchio|
luchio@mividaesundrama.com.ar

1 comentarios:

Para tener en cuenta, un chanta menos. A veces prefiero comprar en Internet y ver el puntaje del vendedor, creo que es la mejor recomendación.

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